lunes, 6 de junio de 2016

¿Siempre? El mismo recorrido

La bola diminuta imprime
la tinta sobre el papel
a medida que la birome
es movida constantemente
por la misma mano que después
va a acariciar los relieves
del reverso de la hoja.
La uña rasca la esquina
de una etiqueta húmeda
por el sudor de la botella
de vino tinto.
El índice y el pulgar izquierdos
suben y bajan sin parar
el anillo del anular derecho.
Generan después de un rato
Incomodidad
en el pliegue del nudillo.
Un pincel sumergido en esmalte
negro va y viene sobre las uñas
mal limadas, una y otra vez.
Dos yemas de manos opuestas
presionan el grano de una espalda
ajena a ese cuerpo.
El pelo que antes se posaba
sobre la frente ahora
se desliza por entre los anillos
que enganchan algún cabello.
Uno, dos, tres, cuatro
Uno, dos, tres, cuatro
Es la secuencia continua de los
dedos tamborileando en la
fría madera de
la mesa
Suenan como noc, noc, noc, noc.
El pulgar que antes fue excluido
para los golpecitos, ahora
se humedece dentro de
Una boca por la que entra y sale un
Aliento
Cálido.
Las arrugas de la palma
son recorridas por la
Áspera piel de otra mano,
mientras la boca del
mismo dueño balbucea
palabras que suenan
a predicciones.
Ahora los dedos se clavan
Incansablemente en la piel
suave de un torso que
se retuerce de acá
para allá
Inconscientemente.
En la misma zona de
las costillas
ahora esas manos
descansan moviéndose
únicamente con el vaivén
de esa respiración.
Un envoltorio de Buttertoffy
es tomado de los extemos
por los dedos que ahora tiran
en direcciones opuestas
para luego tomar el caramelo
de dulce de lecha y dejarlo
en la lengua.
Juegan el índice y el mayor
a hacer de piernas de
paso firme recorriendo
el mismo pecho de aquel
tórax que atormentaron
Antes.
La mano derecha es elevada
todo lo que alcanza
el largo del brazo,
y se mueve de izquierda
a derecha, con los dedos
flojos y quebrando
La muñeca.
Entran con el cuerpo
a la casa, abren el cuaderno
de hojas rayadas, perciben los relieves
producidos por apretar tanto,
dan vuelta la página y con
la misma birome comienzan
a escribir otro relato.
                  otras palabras.

miércoles, 23 de marzo de 2016

ME RECUESTO EN TU PECHO Y VIVO

Una vez me dijeron que todo lo lindo de la vida está en observar. Y que todo cambia según los ojos que lo admiren. Y que lo que es simple para uno es maravilloso para otro y viceversa. Así que nunca se debe subestimar a nada ni nadie, porque los conceptos y los hechos son subjetivos, dependen de esos momentos y esas personas. Por eso no hay que dejar de curiosear ni un segundo. Y todas esas cosas bonitas pueden encontrar un motivo de ser, porque es así la manera en la que miran al mundo. Como el mito de escuchar a Tommy The Who con una vela prendida y ver tu futuro, el mito de la felicidad nos construye un mundo aparte. Y a veces no formamos parte de ese mundo.
Para ser quienes queremos debemos empezar por querernos tal cual vinimos al mundo.

jueves, 17 de marzo de 2016

El dorso

Le agarré la mano, ni despacio ni fuerte, solamente se la agarré. Le recorrí la palma con la yema de mis dedos y llegué a la muñeca. Presioné sobre la vena esa que siempre llama la atención. Me quedé así un rato, absorta en esa sensación y totalmente ajena a su reacción. Sin pensarlo acerqué su mano hasta mi cara y hundí mi nariz en su piel. Olía tan suave, a un día común y corriente. Cerré los ojos y aspiré. No quería parar, no quería pensar. Yo lo quería tanto tanto a él. Tanto que me dolía el pecho. Desde esa perspectiva suave y pálida elevé los ojos y me encontré con los suyos. Sabía que justamente él, entre todos, no encontraba rara mi actitud. Me sostuvo la mirada y eso a mí no me cansaba, porque si era por mí nos podíamos quedar así una eternidad más, inmersos en nuestra rareza que no entendía ni quería entender nadie más. Porque para mí esos momentos eran hermosos más allá de lo poético, yo estaba encantada con ellos porque durante esos ratos no existía la incomodidad y yo me podía permitir ser egoísta y no pensar en nada más. Cuando estos se daban, existíamos él y yo únicamente, y por esos minutos, aunque fueran pocos, la miseria dejaba de existir.

lunes, 14 de marzo de 2016

VISTAS

Sobre nuestras cabezas, el inmenso cielo despejado. Había estado lloviendo toda la estirada y pegajosa semana, y sin embargo para nuestro encuentro escampó y ahora el cielo era celeste otra vez. Un halo te encendía el rostro y yo estaba estupidizada con vos. Yo sólo tenía ojos para tus labios, los observaba porque no quería perderme el más mínimo movimiento de estos. Tenía miedo de distraerme con lo que fuera, el cielo, un pájaro o incluso tus manos que tanto me gustaban. Porque la situación no era que fijara mi vista en tu boca por simple deseo de esperar para besarla, lo que yo tenía miedo de perderme era otra cosa. Estaba paralizada con la idea de la posibilidad de no poder ver tu risa, porque ya no tenía ningún recuerdo de ella y me obsesionaba el hecho de que estuvieras deprimido, distanciado o enojado. En especial conmigo, porque yo estaba tan loca por vos y en cambio vos sólo estabas loco.