miércoles, 18 de junio de 2014

Vacía

Las piernas pasan y yo... yo todavía no sé quién soy. Las miradas son infinitas, las sonrisas escasean. Los labios curvados, los dientes descubiertos, las comisuras ondulantes. Las carcajadas escasean aún más. Dientes separados, lenguas temblorosas, ojos apretados, arrugas surcando su camino desde la nariz hasta los extremos de una boca, a veces lágrimas, un estómago apretado. No encuentro la razón de por qué es ahora tan difícil de encontrar eso. Yo solía tenerlas a menudo, casi todos los días, entonces, ¿cómo hice para perder esa magia? ¿Soy yo o quienes me rodean? ¿Es la vida que llevo o la que me estoy perdiendo? Sí sé que soy culpable, profundamente culpable. Porque cada uno elige cuál es el destino que quiere llevar, más allá de lo que le toque en la vida. Querer salir, tratar de ser mejor, no encerrarnos en lo que siempre fue, sino aventurarnos a lo que va a ser, a lo que queremos que sea. Perdernos a nosotros mismos para poder encontrar al otro. No se puede fingir ser algo por tanto tiempo, al final siempre terminamos abriéndonos a quienes somos en verdad. Eso para lo que nacimos está ahí adentro, esperando a salir, esperando el llamado de lo que tiene que ser. Somos eso, somos sal, somos tierra, sol, océano, fuego, chispa y abrazos. No neguemos lo que sentimos adentro del pecho, abajo de la piel, fluyendo por las venas. Digamos lo que sentimos, lo que creemos, esos valores que nos inculcaron están ahí para que los defendamos. Estoy harta de esconderme, de jugar a las máscaras, a los disfraces. Neguémonos a tenerle miedo a eso. Porque eso sea probablemente lo que soy. El cansancio es más peligroso cuando está alojado en el alma, no cuando es físico. El cansancio del alma representa que no podemos seguir luchando la batalla más difícil de todas, la de ser nosotros mismos, la de no callar nuestros pensamientos, la de dejar que nada nos derribe, que nada nos cambie, que nada nos quiebre. 
No quiero ser esa persona vacía nunca más, no quiero volver a sentirme fuera de mí de nuevo. Quiero que todo sea más fácil para no tener que seguir peleando contra lo que quieran que sea. Tengo miedo de que mi alma se esté cansando, esté sucumbiendo a lo que me dicen que tengo que ser. Por favor, ahora no... solamente quiero ser yo misma.